martes, 8 de agosto de 2017

2. Los preparativos (II)

No podía resumir cinco meses de preparativos en una sola entrada, ni quería tampoco hacerla demasiado larga, así que  ésta segunda la voy a dedicar a contar cómo influyeron en la preparación y desarrollo posterior del viaje las asociaciones con las que contacté poco después de hacerme a la idea de que esto del Camino Español iba en serio...

La primera de ellas, con sede en Zaragoza, es El Camino Español, que a través de una excelente página web difunde toda la información posible sobre la historia del camino, interesantes artículos históricos y de colaboradores que, mediante diferentes medios de transporte lo han recorrido y aportan su experiencia para los que vayamos detrás...


La otra, con sede en Madrid, es la Asociación de Amigos del Camino Español de los Tercios, que parte de una iniciativa del Instituto de Historia y Cultura Militar y agrupa a militares y civiles que, apasionados por la historia militar, quieren fomentar el estudio y la divulgación de cualquier aspecto relacionado con esta hazaña histórica.


Digamos que la primera apoya todas las iniciativas particulares que les soliciten colaboración, y la segunda organiza, de forma institucional, excursiones por el itinerario que siguieron los Tercios, normalmente apoyándose en unidades militares que aportan personal voluntario.

Estas expediciones tienen cierto carácter de peregrinación, pues no culminan normalmente en Namur o Bruselas, sino que se adentran en los Países Bajos para llegar hasta Empel, lugar de la batalla del mismo nombre, donde hoy se alza una pequeña capilla de culto católico que mantiene el recuerdo del milagro que llevó a la Inmaculada Concepción a convertirse en la patrona de la Infantería Española.

Mi primer contacto fue con los chicos de Zaragoza, que rápidamente ofrecieron toda la información que necesitase: sobre la propia ruta, de hechos acontecidos durante la época española,  y de huellas que todavía permanecen, así como de otros puntos de interés turístico que son de visita obligada.

Nos hablaron de la existencia de la credencial que, sellándola en los puntos de paso nos haría acreedores, a la finalización del camino, del diploma que certificara nuestro paso de "bisoños" a "veteranos" de los nuevos Tercios Españoles...


Pero nuestro segundo contacto, ahora de la Asociación del Camino Español de los Tercios, nos hizo tambalear toda la programación realizada hasta el momento. Habían planificado realizar A PIE parte del Camino que realizó el Duque de Alba hace 450 años, junto con la Asociación Retógenes, Imperial Service y el Ejército de Tierra.

A lo largo de quince días realizarían 10 etapas con un total de 298 kms, culminando en Namur, para después llegar hasta Empel y celebrar una misa el día de Santiago, en memoria de los soldados de los Tercios caídos.

Tras mucho darle vueltas adoptamos una solución salomónica: haríamos el recorrido completo, desde Génova, como teníamos previsto, pero haciendo coincidir nuestra llegada a Namur con la expedición de la asociación, para compartir con ellos los actos de los dos últimos días. Sería un estupendo broche de oro para nuestra particular peregrinación y seríamos testigos del momento histórico de ver combatir a nuestros Tercios en Namur, desfilar por las calles de Amberes o Breda y sacar del barro del dique de Empel la imagen de madera de la Virgen Inmaculada.

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